Levantarse y volver a caer...ver la luz y tras la esquina saludar a la sombra, mil sonrisas y en la soledad millones de lágrimas...Como el vaivén de las olas en perpetuo baile sincrónico. No es lo uno ni lo otro, es el todo...es sentirse pequeño, sin saber que es un dios, es perder la esperanza en un campo sembrado, es estar sediento dentro de un arroyo...Y así transcurre el caminar con sabor agridulce, entre estrechas trincheras y amplias avenidas, con esperanza y derrota dándose la mano, descansando en los valles y subiendo montañas...Y en medio de todo, la duda, la duda eterna. Es angosto el camino, se necesita tregua, un fresco respirar y calma para la mente angustiosa, una verde pradera donde reposar y recuperar fuerzas, soltar lastres y continuar por ese sendero hacia nuevas lecciones...lecciones de desilusión, desaliento y desgarro en ocasiones, y otras tantas de dicha, de gozo y esperanza. Y de nuevo todo se muestra en función de su contrario, combinando la simbiosis perfecta como fuerza motora. Me rindo, me sumerjo en la duda y me dejo acunar...no me resisto, fluyo en su energía y todo cobra color, magia, luz...y la duda se disipa y esfuma ante la presencia del noble AMOR.
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